domingo, 2 de marzo de 2008

Buscando

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U n l a b e r i n t o,
buscar la salida,
encontrar la estrategia…
Todo le parecía demasiado para ese día,
prefería sentarse en la resignación,
prefería pero parece que al mundo no le importaba lo que ella prefería...
Cubrirse la piel con un impulso que la incite a caminar.
Sacarse los zapatos que solo estorbaban. [Taco aguja]
Tirar migas de pan para reconocer si pasa dos veces por el mismo lugar.
No hay pan, ¿se pueden dejar migas de uno mismo?
Decidió dejar sus penas, sus miedos, sus obligaciones. Acepto también dejar algunos recuerdos felices y algunas esperanzas posibles.
Pensó que recordaría mejor en [colores], así que, junto a todo eso, por las dudas fue dejando un zapato,
después otro,
después su sombrero,
después un suéter,
después...
así se quedó desnuda por fuera y por dentro.
Se sentía muy expuesta pero también más liviana,
ya le había tomado el gusto a caminar,
a buscar una salida
[uno siempre termina acostumbrándose].
Buscar… eso era para ella la vida, una búsqueda.
Al tiempo ya no importaba la salida,
importaba [la búsqueda].
Dió pasos y pasos por horas y horas,
le dejó de importar el tiempo.
Iba cantando una canción que le gustaba.
Dobló en una esquina que se le plantaba en frente, y ahí...
Ahí la salida,
la luz, la respuesta…
Ahí lo que buscaba…
Se quedó mirando, no mucho tiempo.
Se preguntó si “la salida” de todos, la salida de los cuerdos, de los hombres, de los que están en un laberinto, era “su salida”.
Giró y empezó a camina en el sentido contrario.
Eligió ser una caminante,
eligió ser una buscadora.
Se dió cuenta, si iba hacia atrás el laberinto se convertía en un [espejo], se convertía en ella, ella era el laberinto.
Primero sus ropas, su collar, sus zapatos, sus colores, sus texturas, se vistió el cuerpo.
Después contemplo sus sentimientos:
Se encontró con sus recuerdos felices, bailaba suelta con los brazos en alto, no importaba que no haya música, [era feliz].
Se encontró con sus momentos triste, ahí plasmados, se sentó en el piso y se perdió en el silencio un rato.
Miró su alegría, sus nostalgias, sus esperanzas, sus…
Se miró.
Se armó.
Y comprendió que ahí estaba su salida, poder mirarse, armarse, deletrearse, conocerse, caminarse, ser.
[ s e r ] .

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1 comentario:

Mariela Palmeri dijo...

somos laberinto
y somos Teseo...

qué lindo lugarcito que tenés acá.
un gusto

saludos