jueves, 30 de octubre de 2008

Es el momento-

Y si le gusta andar descalza por la ruta del sol
Y caminar sobre cristales ardiendo
Y si nació con el color de la mañana sin luz
Si no se ve mirando en el espejo.
Es el momento de crecer sabiendo bien la raíz
Y de abrazar el tallo de otra rama
Es el momento de crecer por dentro y fuera de ti
Y de encender en fuego de otra llama.
Y si nació donde la lluvia no mojó la cuidad
Donde la arena puso nombre a un desierto
Y si vivió su vida en busca de un sentido real
Si no se ve bailando en otro cuerpo.
Es el momento de crecer sabiendo bien la raíz
Y de abrazar el tallo de otra rama
Es el momento de crecer por dentro y fuera de ti
Y de encender en fuego de otra llama.
Abre tus ojos y tu corazón
Y aprende a ver lo que no ves
Otra forma de sentir
Así encontré una forma mejor de vivir
Así encontré una forma mejor de vivir.
Y si le gusta descubrirse donde nadie miró
Y decidir en que momento esconderse
Y si no dice nada porque nada quiere decir
Y si quisiera ser ceniza y perderse.
Es el momento de crecer sabiendo bien la raíz
Y de abrazar el tallo de otra rama
Es el momento de crecer por dentro y fuera de ti
Y de encender en fuego de otra llama.
Abre tus ojos y tu corazón
Y aprende a ver lo que no ves
Otra forma de sentir
Así encontré una forma mejor de vivir
Así encontré una forma mejor de vivir.

[...]

jueves, 23 de octubre de 2008

Cerca


Todo se deshace/se hace añicos, para volverse a inventar.
Pienso en los puentes que me tienden tus huellas en la arena.
Cuento las palabras que me diste en el comienzo, las enhebro, y voy formando esa canción que salió de tus labios. [A veces hasta la llego a cantar.]
Esta mañana recorté el cielo, no se si te lo podré mandar en una carta (?), pero me gustaría tanto dártelo, que te abrace esa nube blanca, que vieras lo que veo.
Tengo tu recuerdo intacto, todos los días me propongo no perderte, es mi forma de creerte.
Que curiosa es la vida, yo tenía que cruzar mi camino al tuyo, y quedar atados para siempre, y tener tu voz en mis oídos, entre tanto tanto ruido, tu calma.
No te pido que te quedes conmigo, porque se que ya nada nos separa.

sábado, 18 de octubre de 2008

A la espera de un color

De pie, un lienzo en blanco.
Muchas veces pensaron cómo pintarlo, que mensaje se grabaría en sus hilos, que podría mostrar, que podría ofrecer.
Ahí estaba, blanco, quieto.
En su silencio, esperaba el salto de un color, esperaba que lo vengan a buscar.
Blanco, tentaba a que lo manchen.
Blanco, invitaban a que quiebren su estado.
Que le saquen lo quieto, que le ensucien el blanco.
Que lo rescaten de esa desesperada blancura, de una pincelada.
Que lo arranquen de esa claridad muda con una acuarela que hablara.

-
Los artistas tantas veces pensaron en colores. Paletas infinitas, pigmentos llenos de alegrías, tonos de esperanza.
Pensaron en azules, rojos, amarillos, aquellas veces juntaron diferentes verdes para árboles, los árboles siempre hablaron de paz.
Los artistas querían pintar paz.
Si. Habría sido refrescante pintar un poco de paz en esa blanquecina intranquilidad.
Habría sido mágico un color.
Un color siendo el cielo, el pasto, el hombre, el camino, un color siendo todo lo que se puede nombrar y lo que no. Aquello seria un color, ésto, ellos, nosotros seriamos color, colores encendiéndose.
Los artistas soñaron colores, hasta les sentían el gusto.
-
Llegó el tiempo.
Y el lienzo que tanto quería ser pintado, recibió su primera pincelada.
Era una franja sin fin. Ancha. Imponente.
Asi siguieron las marcas, pronto se llegó a cubrir el blanco.
Los artistas no dieron con los colores, no los alcanzaron o las tonalidades se escondieron, dicen que se vio el último naranja perderse mientras caía la noche.
Pero el lienzo se pintó. El lienzo se volvió negro. Un negro noche.
El lienzo sigue de pie, sigue quieto, sigue esperando.
Es que ahora, espera al pintor que pueda salvarlo de esa soledad oscura.
[Sigue faltando un color.]

domingo, 12 de octubre de 2008

Probabilidad de tormentas

Un cielo oscuro. Un día oscuro, cerrado, callado.
Domingo y toda la calma inquietante que implica.

No se cómo alcanzarte. No se si deba. No se si tenga fuerzas tampoco.
No quiero pensar, pero estoy condenada, ya llevo conmigo todas las reflexiones, los a favor y los contra; llevo todos los pensamientos que voy a plantear, recorrer y reafirmar; llevo atrapadas en mi puño cerrado todas las observaciones que todavía no hice a esta situación. [que vos quizás no tenés ni idea, y yo, yo me la se de memoria].

No quiero sentir, no quiero desear, no quiero decir, y además creo que tampoco tengo esa oportunidad.
Nunca termino de acostumbrarme a esto de esperar.
Tropiezo en el intento de no acostumbrarme a la soledad. [otra vez].
Y vos a esta altura, es obvio que no tenés ni idea.
Y está bien.
Pero yo sigo sin resolver nada.

Sigo tejiendo ideas, lugares, probabilidades, palabras… no quiero estar viendo cuando decidan caerse. Pero voy a estar ahí, con los ojos bien abierto y -paf, al piso.
También así estoy ahora, sin pestañar, viendo todo lo que nos une y nos separa, y vos no vas a tener ni idea nunca.

Sigo en esta historia circular, hace tiempo que deje de avanzar.
Confió en que al dar la vuelta, pueda volver a empezar.

Y No Quiero Confiar De Más.

viernes, 10 de octubre de 2008

Samuel, al que le falta creer-

Samuel creyó en los Reyes Magos y en el Ratón Pérez.
Cree que nada es casualidad y cree que lo que no mata hace más fuerte.
Cree en las promesas, se creyó varias mentiras.
Cree la historia argentina como se la contaron en el colegio, cree que dos mas dos son cuatro y cree en los años luz, aunque nunca los entendió muy bien. Igual nunca cuestionó, ni preguntó, no lo cree necesario.
Cree en el amor a primera vista y en el amor para siempre, la verdad es que cree sin ver, sin sentir, sin tener la posibilidad de comprobar alguno de estos amores.
Cree en el horóscopo. Les cree a algunos políticos. Cree en las publicidades.
Cree en los martes trece, en no mirarse en un espejo roto y en no abrir un paraguas dentro de la casa porque es mala suerte.
Samuel cree bastante en muchas cosas…
Lo malo es que no cree en el mismo.
Lo malo es que no se da cuenta que en su ser guarda mucho para ofrecer al mundo, que tiene muchas virtudes, que esconde muchas certezas.
Samuel tiene que aprender a creer que se necesita de él.
Si alguien le dijera yo creo en vos

lunes, 6 de octubre de 2008

Samuel, el que no arriesga-

Samuel está sentado en la escalera, entre el tercero escalón y el quinto, en el patio de su casa, mira al pasto.
La verdad es que está triste, aunque él no se llega a dar cuenta.
La verdad es que espera eso que nunca se decidió a buscar.
Piensa que el amor hace débil a las personas, cree que no lo va a poder atrapar.
Piensa que el amor es para sufrir, mejor evitar el mal trago.
La verdad es que Samuel piensa, piensa tanto, que nunca se dio la oportunidad de sentir.
La verdad es que Samuel está lleno de miedos, miedos más grandes que sus temores a la altura y a los payasos.
Miedo al fracaso, miedo al olvido, miedo a los desencuentros, miedo a los encuentros desteñidos, miedo al NO y también miedo al SI.
Samuel no se anima, se siente muy cómodo entre esos escalones, sentadito con el sol de frente… pero los escalones son para subir, pero la vida es para vivirla y esas palabra le resuenan en algún lado de su ser, aunque todavía Samuel no las distingue.
Y sigue sentado.
Y sigue sin arriesgarse.
Y sigue sin buscar.
Y sigue sin amar.

Nadie puede resistir mucho tiempo la tentación de conocer el amor.
Para Samuel la vida está poniéndose muy aburrida… ¿dejará que el sentimiento mas inmenso de todos traiga la novedad?

¿Y nosotros dejamos ser al amor?

jueves, 2 de octubre de 2008

Rostros de vos-


Rastros de rostros • Alejandro Costas
[...]
Tengo una soledad tan concurrida, tan llena de nostalgias y de rostros de vos,
de adioses hace tiempo y besos bienvenidos, de primeras de cambio y de último vagón.
Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión,
por colores, tamaños y promesas, por época, por tacto y por sabor.
Sin un temblor de más, me abrazo a tus ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos.
[...]
Rostros de vos • Mario Benedetti
Y vos.