viernes, 11 de abril de 2008

Cosas esenciales

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Me preguntas:
Que haría yo si se acabaran las palabras para nombrar todo lo que existe?
Y se secaran uno a uno los colores para pintarnos?
Si las estrellas se me apagaran una noche y para siempre?
Si del olor a tierra mojada solo me quedara el recuerdo?, un recuerdo tan efímero, que de tanto recordar se gasta y pierde su olor a tierra mojada.
Si las flores decidieran vivir eternamente en un crudo otoño, o en un hiriente invierno, y no quisieran ya sentir la primavera?

Yo me sincero y te contesto.
Es posible que me inunde la tristeza sofocante, esa que se siente con una opresión en medio del cuerpo y en lo hondo del alma...
Es posible que entre en crisis al saber que no cuento con esas maravillas de la vida, que no comprenda, que no acepte, que desespere al pensar en lo mucho que perdemos, que llore cada uno de esos lenguajes que a los hombres nos acercan, nos revelan, nos conectan...

Pero te aseguro, que podré recuperarme para buscar otras maneras de compartir la felicidad en las cosas esenciales.

Sigue musicalizando Drexler, esta vez con Todo se transforma:
[...]
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

[...]

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2 comentarios:

Floretta dijo...

yo tampoco fui a ver a lisandro al final, un bajón.

muy lindo lo que escribiste hoy.
la felicidad está en las cosas esenciales, siempre es así. y uno tarda en darse cuenta de eso, siempre lo nota cuando el momento ya quedó atrás.

eso explica que lo escencial sea invisible a los ojos.

beso :)

Hermes dijo...

supongo que también sentiría una profunda tristeza. Pero estaría dispuesto a recomenzar todo (todo, hasta yo mismo)... siempre y cuando exista otro que también quiera hacerlo